Han pasado algunas lunas y frescas lluvias desde la última vez que nos encontramos en un corto escrito. Lamento que la rutina y el estrés de la ciudad nos hayan alejado tanto desde la última vez que me has escuchado. Gracias por prestarme tus ojos, tu mente, tu tiempo, al leer unas cortas palabras pero sobre todo por los mensajes que enviaste no a mí, sino a tí al encontrarte frente a un espejo que aunque literario han reflejado el anhelo que tanto has guardado.
El aprender a amarse a sí mismo, no es un anhelo, un deseo o un sentimiento, es al final de todo esto, una decisión, tan tuya y tan mía que solo puede nacer de nuestro interior después de algunos golpes, como sucede en la mayoría de los casos.
Te diré que después de varias lágrimas y noches sin dormir, cansada de fallar y herir no solo mi vida, sino también la vida de los demás, entendí que en este mundo el amor ha sido malinterpretado y que la diferencia entre el sabio y el necio no está en las veces en que han tropezado, se trata del número de veces que han tropezado con la misma piedra, y que la diferencia entre el inteligente y el sabio no está en la experiencia, pues el inteligente aprende de sus errores y el sabio aprende de los errores de los demás… ¡¿Cuántas veces he pasado por inteligente olvidando el valor de la sabiduría?! (Risas…)
Hace unos meses leí una frase que dejó mi mundo al revés, el pasaje de aquel libro cuestionaba el por qué si amamos insistimos en dejar marcas en el otro. Aquellas palabras quedaron en mi mente hasta el día de hoy, tanto que aún al escribir este pequeño texto sigo meditando en ellas una y otra vez, especialmente al pensar en las huellas que he dejado en otros y las que en verdad deseo dejar. Es por ello, que decidí trabajar conmigo misma.
El proceso como te comenté no ha sido sencillo, sin embargo, todo inició en una decisión. En seguida, tomé lápiz y papel y decidí retarme a escribir 100 cualidades acerca de mí misma. ¡Vaya aventura!, te confieso que las primeras diez fueron las más sencillas, no obstante, el camino se haría más difícil a partir de aquel instante. Tardé 8 meses hasta lograr alcanzar la meta, fueron varios días y semanas de frustraciones, pues a mi mente solo llegaban los errores, las debilidades e incluso las críticas que a lo largo del camino había escuchado. ¿Te das cuenta el inicio y desarrollo de aquella batalla?
Puedo decirte ahora con una gran sonrisa en mi rostro que fueron muchos días en los que no lograba escribir nada, nada se me ocurría y lo más increíble es que me di cuenta de lo poco que me conocía. Sin embargo, con el tiempo, paciencia y mucha calma empecé a conocer más de mí misma, sin darme cuenta las palabras empezaron a llegar y en varias ocasiones lograron no solo robarme una sonrisa sino además algunas tiernas lágrimas. Lo cierto, es que muchas veces deseamos conocer y entender el universo que nos rodea y descuidamos el infinito que en nuestro interior habita.
Así que hoy, quiero retarte a que también lo intentes, te vas a sorprender, te lo aseguro, pero también vas a querer tirar la toalla, esconder el lápiz y romper el papel, sin embargo, te prometo que todo valdrá la pena. Lo digo, porque ahora te escribo desde la siguiente página de aquel texto.
Lo increíble es que ahora te daré el secreto de este súper poder, lo cierto es que a medida que lograba descubrir una nueva palabra entendía el poder de la misma, es decir, cuando me di cuenta que soy valiente también entendí que la cobardía no me pertenecía; es entonces cuando entendí el valor de amarnos el doble, ya que aprendemos a conocernos y a identificar lo que jamás seremos.
Esta construcción me pareció magnífica porque entonces al final de mi lista encontré en realidad 200 palabras que pertenecen y cohabitan en mi infinito, un infinito lleno de antónimos, sinónimos, analogías, metáforas y otras tantas figuras retóricas y literarias. Y ahora, aquella lista solo me pertenece, habita en mi corazón y ha sido grabada en mi mente dispuesta a luchar cuando alguna voz quiera entrar.
En verdad, deseo que lo intentes y te des la oportunidad de sorprenderte y ser partícipe de la transformación de tu mundo y cómo tu verdadero yo empiezo poco a poco a explorar tu universo a tal punto que es inevitable no permitirle salir a este nuestro mundo. Pues te diré, la verdadera magia se encuentra después de las primeras 99 palabras, pues la número 100 será la misma que ocupará el puesto número 200, permíteme explicarte.
Al faltar solo una palabra, habrás completado 99 palabras sencillas cuyos antónimos te darán un total de 198 nuevas cosas acerca de ti mismo. Así que intentarás descubrir la última, la número 100, no obstante, sin pretenderlo, esperarlo o planearlo, en mi caso la última palabra fue compuesta. Es decir, dos palabras dieron origen a mi número 100 y a la vez 200, dos palabras que no poseen antónimo alguno pues ellas evocan el total de mi lista y mi verdadera voz. (No obstante, tu caso puede llegar a ser distinto, pues somos tan únicos que no hay motivo para que la magia repita siempre el mismo camino).
Así que cuando llegues a la meta, podrás reír a carcajadas, extender tus brazos al mundo, perdonar fácilmente y empatizar con los demás. ¡Ah!, y cuando alguna voz quiera decirte: “No eres tu, soy yo”… ¡Créele!, ¡No se trata de ti!, ó cuando quieran proponerte darle a tu vida un matiz gris, sabrás decir: “Gracias, sin embargo no acepto la oferta”, pues para este punto y sin darte cuenta habrás aprendido a darle tú mismo color a tus días, que estás completo, completa, y no necesitas que otras voces determinen quién eres. Pero ten cuidado, si bien es cierto esta construcción es interna, también vale recordar que no debemos tener mayor concepto de nosotros mismos que el que debe ser, pues el orgullo fácilmente puede camuflarse sobre la humildad y llenarnos de falsa seguridad.
Espero con ansias que lo intentes, te apresures y tomes este reto, anhelo escuchar tu palabra número 100-200, que nunca más vuelvas a quererte a la mitad y que abraces tu vida con el doble de ahínco que hasta ahora la has abrazado. Por ahora, quiero compartir contigo mi palabra 100-200: Dulce Voz.
Como seres humanos esta es una palabra que nos cuesta. No, es una negación, la indicación de que lo que estamos pidiendo no se hará, que la respuesta a nuestra pregunta es una negativa y dependiendo de la situación las posibilidades se abrirán o cerrarán. Para nosotros (mi esposo y yo), un NO significó la diferencia entre vida o muerte, alegría o dolor, seguir o detenerse, creer o dudar, soñar o rendirse entre muchas cosas más.
Pensamos que a los “buenos” solo cosas “buenas” les deben pasar, y que nosotros nos habíamos ganado el derecho a tenerla, pero no fue así, ÉL dijo NO frente a nuestro ruego; fueron días y noches enteras clamando por su vida, su vida aquí en la tierra…
Llevábamos tan solo mes y medio con ella, aún yo estaba aterrizando de esa nube de hormonas comprendiendo lo que significaba ser mamá, hasta ahora la estaba conociendo, sus sonidos, su temperamento, lo que le gustaba y lo que no, que significaba cada grito o lloro, hasta ahora estaba entendiendo el sacrificio y arduo trabajo de los padres y hasta ahora estaba comprendiendo cuanto Dios me amaba, porque si él lo hacía más de lo que yo a Abby, pues era incalculable ese amor.
Su NO nos derrumbó, nos dejo sin aliento, ni llorar calma el dolor que sentimos, era nuestra única hija, la primera; pensé que fue injusto, el plan nuestro no concordaba con el de Dios, en definitiva, no sabríamos cómo continuar viviendo sin ella.
Nuestra esperanza: la eternidad, una que se nos prometió y se cumplirá; no aquella que me imaginaba de estar aplaudiendo a un Dios egocéntrico sentado en una silla de juez, sino aquella que completará lo que no vivimos aquí, sin dolor, llanto, ni enfermedad. Nuestra esperanza es que un día Abby volverá en nuestros brazos, la veremos nuevamente sonreír, ella mirará a su papá con esos ojos grandes y amorosos, bailará nuevamente con él y yo le seguiré inventando canciones.
Por ahora estamos aprendiendo a vivir con ese NO, elegimos creer que ese NO significó una pausa aquí en la tierra, pero vida eterna con ella, que ella siempre será nuestra alegría como su nombre lo indica. Aunque por un poco de tiempo haya dolor, elegimos creer que Dios es bueno, aunque no entendamos, aunque nuestro termómetro de lo bueno y malo sea diferente al suyo, ya que desde el Edén, con una visión limitada, pretendimos definirlo.
Por último, elegimos soñar, pesé a que por el momento solo veamos un día a la vez, cuando estemos una vez más con ella, queremos contarle todo lo que su vida y regreso a casa inspiró y todo aquello que comenzamos a hacer y ser a causa de ella. Este NO, nos marcó por el resto de nuestra vida, llevamos tatuado su nombre en nuestro corazón y eternamente seremos sus papás… Este NO, no es diferente al de muchos que han pasado por algo similar, aún así elegimos que este NO fuese un SÍ para siempre.
Nunca en mi vida me hubiera imaginado que cerrar los ojos era tan complicado, y nunca había tenido que forzarme a cerrarlos por tanto tiempo. Al principio me pareció incómodo y me esforzaba extremadamente para no abrirlos; otras veces tendía a dispersarme un poco, incluso me movía o pellizcaba para no dormirme porque realmente quería mantener el foco, pero me costaba… En varias ocasiones durante estos entrenamientos tuve que enfrentarme a este gran reto que sobre el papel suena sencillo, pero que si lo haces, entenderás que no es nada fácil.
Me cuestioné mucho el por qué de la dificultad para lograr esta actividad, y en el camino y de la mano de cada entrenamiento, fui hallando la respuesta. Cerrar los ojos significa que por un momento tienes que soltar el control, ¡significa que vas a confiar! Así pues, es creer que aunque no veas, todo está y estará bien. Al respecto debo decir que mis párpados fueron piedra de tropiezo para mi fe.
Y es que cerrar los ojos significa, de hecho, ver más allá. Eso me recuerda a Carlos, un profesor de mi Universidad quien es quizá el más memorable hasta el momento. Dicta una de las clases más complejas de aprender y de explicar, siendo él una persona con incapacidad para ver. Me sorprendía muchísimo la elocuencia con la que dictaba sus clases y su seguridad a pesar de no ver lo que estaba sucediendo a su alrededor; sin embargo, lo que más me sorprendió, es que probablemente nos conocía mejor que muchos otros profesores, porque él sí nos escuchaba, no veía lo superficial, pues estaba obligado a ver nuestra esencia que es lo valioso en nosotros. Al finalizar el semestre puedo decir que nos apreciaba con un afecto del bueno, del real, sin apariencias. Nunca le importó si alguien se podría estar burlando de él o si ocurría algo que él no podía controlar, porque estaba enfocado en lo verdaderamente importante.
En los últimos entrenamientos entendí el sentido de cerrar los ojos y la razón por la que al soñar, dar un beso u orar, los cerramos también… y la respuesta es, como dice Denzel Washington, que lo hacemos porque las cosas más bellas de la vida no son vistas sino sentidas con el corazón.
Gracias level UP, porque al igual que Carlos, me enseñaron a ver con los ojos del alma.
Advertencia: Esta columna quizás pueda hablar mas a las mujeres que a los hombres, pero si hay hombres que quieran comprendernos un poquito mas, adelante, continúen leyendo.
Quizás abriste este artículo pensando que encontrarías consejos de moda, cómo combinar vestidos, zapatos y accesorios; o las últimas tendencias para asistir a una boda. Púes la verdad no es precisamente los consejos que encontrarás, pero sé que después de leer esto; y pido que continúes por favor hasta el final, te será mucho más fácil hallar El Vestido «correcto».
Hace poco recibí una invitación para una boda de dos amigos que amo, dicha invitación decía «ven guapa, cómoda, y abrigada de amor»; así que sabiendo que la intención de nuestros amigos era que nos vistiéramos como quisiera cada uno, decidí mi pinta como un mes antes, logré encontrar cada pieza que quería y me sentía feliz con ella. El día antes comencé a pedir un abrigo o algo para combinarlo pero sin ninguna mala intención, y eso lo sé; recibí comentarios de que lo elegido no era lo más correcto para una boda, recibí consejos sobre otros vestidos que podría ponerme, y algunos me los prestarían.
En ese momento se derrumbó todo, mi cabeza empezó a dar vueltas y mis pensamientos se hicieron un nido de ratas. Los vídeos más grandes que me hice, fue que X mujeres verían mis fotos en Instagram, Facebook y otras redes sociales y se burlarían de la manera «In-correcta» en que me vestí, me imaginé a mis amigas diciéndome que como se me ocurrió ir así vestida; Incluso a mi novio haciendo la misma pregunta (cosa que sería imposible porque es «hombre» Y la verdad sería raro escucharlo darme consejos de belleza, quienes lo conocen saben que es el vídeo más absurdo que me he armado). Además y para rematar, pensé en no ir!! ¿Pueden creerlo? Sé que sí, sé que me entienden.
Respeto en lo que cada una crea pero yo creo en un Dios que me ama, y ese mismo comenzó a recordarme muchas cosas que me había dicho antes y esos vídeos fueron poco a poco eliminados.
Saben, el estereotipo de mujer que vemos en las revistas, tv, películas, fotos etc… No es tan real , por ello creo que es estrictamente necesario que la mujer encuentre su belleza y no lo busque afuera ante los ojos de otros, porque definitivamente se va sentir más perdida. Estoy terminando un muy buen libro «cautivante» con el cual entendí el verdadero significado de la palabra «belleza», es eso que llevamos dentro cada mujer, pero que nos da miedo mostrar. Esa belleza que brota cuando estamos solas y no hay nadie quién nos diga si nos estamos riendo de manera «correcta», si estamos vestidas «adecuadamente», si la forma en que nos sentamos está bien, si nuestro peinado es «acorde», y si los colores combinan.
Es esa por la cual no tenemos que hacer ni el más mínimo esfuerzo por retocar. Pues es perfecta; es esa con la cual nos sentimos libres, capaces de conquistar cualquier cosa, es esa belleza que muchas mujeres ocultamos por temor a que no sea aprobada por los ojos del entorno. Es esa que muchas deciden esconder detrás de silicona y ropa cara, aclaro no digo que estas cosas estén «mal » el mal nos lo hacemos al escondernos detrás de eso. También es la que encriptamos entre inteligencia y títulos; especialización, master, etc… podría decir confiadamente que toda mujer es bella y protagonista de su propia historia pero algunas preferimos ser «extras» para que nadie nos vea y otras «protagonistas» para mostrar lo que todos pueden ver y conforme al modelo social, pero a la vez ocultando la niña que llevan dentro para no ser vulnerables; somos bellas indudablemente.
Conozco una mujer de avanzada edad a la cual hace poco le reconocía cuan bella es y no precisamente por sus 60-90-60, sino por la capacidad que tuvo de hacernos reír y llorar a la vez, por cómo dio vida a través de sus palabras a otros, por cómo podía mirarse al espejo y sin titubear sonreír, ella es bella.
Considero que el problema ha sido en pensar que la belleza se compra, que en algún lado o muchos, la venden. Que podemos pagar por un poco más, que es un rompecabezas el cual tenemos que armar, y que necesitamos dinero para adquirirla. La belleza como el amor no se compran simplemente SON, existen y punto.
Así que decidí librarme del gran peso de ser aprobada, y dejar de temerle a vestirme de la manera «In-correcta». Con toda esta batalla entendí que una mujer debería desnudar su alma y vestir su cuerpo, no al contrario, vestir su alma para que nadie pueda ver quién es realmente y desnudar su cuerpo para que muchos sólo busquen más de lo mismo.
La verdadera cualidad de la belleza es que no se repite, es tán diferente que quisiéramos un poco de eso en nosotras, pero lo mejor es que hay mucho de eso en cada una, tan distinta a la otra que es lo que nos hace bellas.
Me di cuenta que sin lugar a dudas me siento bella cuando soy sinceramente libre, en el momento en que sacó a esa mujer que soy cuando nadie me ve y le doy un paseo interminable por este mundo.
Espero puedas encontrar el vestido adecuado pero sobretodo que puedas ser libre para usarlo.
“Friends Will be Friends” es una canción de Queen que traduce ‘Amigos serán amigos’; en otras palabras, tus verdaderos amigos siempre estarán, y este tipo de personas pude encontrar durante los entrenamientos en level UP.
Recuerdo muy bien nuestro primer ‘vuelo’, todos un poco serios, luego algunos queriendo ser participativos pero discretos, y a medida que pasaban las horas, se iban formando lazos eternos. En algunas actividades -que ustedes que están leyendo esto, les recomiendo que vivieran, o si ya lo hicieron me entenderán-, se sentía un poco incómodo, pues la mayoría éramos desconocidos… Aún así creo que las mejores amistades inician cuando nos mostramos como somos, con situaciones graciosas y sí, momentos incómodos…Estoy hablando de mirarnos a los ojos, hablar sobre aquello que hay en nosotros y que no se ve a simple vista, entre otras cosas que normalmente preferimos no mostrar.
Me alegra haber sido retada durante cada entrenamiento/vuelo que hice en este Coaching -si es que esa pequeña palabra puede definir la magnitud de lo que se vive- porque eso permitió que se quitaran de mis amigos y de mi, muchas capas de mentiras y cargas que llevamos puestas cuando queremos relacionarnos con otros, y que en la vida diaria, nos impiden estar cómodos siendo quien somos realmente.
Dicen por ahí que los amigos son la familia que Dios nos dejó escoger, y si hay algo o ‘alguien’ dentro de muchas cosas maravillosas que impactaron mi vida desde que hice level UP, son las personas, la familia que conocí. Hoy después de casi tres años de amistad, seguimos aprendiendo más y más entre todos, recordando cómo nos conocimos y hasta donde hemos llegado. ¿Cómo es nuestra amistad? Sencillo… como una cuerda de tres hilos: no se rompe fácilmente.